Usualmente el diálogo con productores, embaladores y distribuidores de alimentos gira alrededor del riesgo del Etileno y los Hongos presentes en los productos, dos problemas de la calidad del aire interior que son bien conocidos por causar consecuencias costosas en la industria.
Sin embargo, la amenaza menos conocida proviene de cepas de Bacterias como el Escherichia Coli (E.Coli), Salmonella, Listeria y otras que están muy presentes en el estiércol animal utilizado en los campos para fertilizar cultivos alimentarios. Se ha demostrado de manera concluyente que las bacterias patógenas presentes en el estiércol se extienden a los productos a través del aire, entonces existe la probabilidad de que ocurra lo mismo en un ambiente de almacenamiento en frío.
Una fruta infectada podría contaminar a muchas otras por el aire, con graves efectos en la cadena de suministro del producto. El caso del E.Coli, que causa síntomas como diarrea, anemia e incluso insuficiencia renal afectará gravemente la reputación del proveedor con altos costos en mermas. La tecnología Airocide, desarrollada por NASA tiene la capacidad de minimizar este riesgo al eliminar limpiamente bacterias presentes en el aire mediante oxidación fotocatalitica, sin químicos ni filtros.
El fundamento de este problema se presenta en el estudio “Transporte Aéreo de Patógenos transmitidos por los Alimentos de Estiércol Bovino a las Superficies de los Vegetales” (DeNiro et al), publicado a través del Departamento de Ciencias Ambientales en la Universidad Estatal de Ohio en 2013. Los beneficios percibidos para la salud y el contenido nutricional de los vegetales son los factores que han impulsado el mayor consumo de productos en los últimos veinte años. El 20% de todos los brotes de enfermedades transmitidas por alimentos en los Estados Unidos entre 1990 y 2004 procedían de productos de origen vegetal. Además, se estima que el 17% de toda la población de los Estados Unidos contrae una enfermedad transmitida por alimentos cada año a partir del consumo de productos. El estudio de DeNiro et al reconoce en la lechuga, la espinaca, otros verdes frondosos y los tomates como los principales patógenos de las enfermedades transmitidas por alimentos. E.Coli y Salmonella javiana (S.Javiana). E.Coli se asocia más comúnmente con hojas verdes, y S.Javiana con tomates.
Los productos vegetales se fertilizan comúnmente con estiércol de vacas lecheras, mientras que los productos orgánicos ganan posicionamiento en los estantes de las tiendas. Las vacas arrojan cantidades muy grandes de bacterias patógenas en sus desechos que se aplican en los campos donde el producto se cultiva. Las bacterias son muy persistentes y han demostrado ser viables hasta 154 días después de aplicar el estiércol, extendiendo el período en el que los productos pueden ser infectados durante el ciclo de crecimiento. La bacteria E.Coli incluso ha demostrado ser resistente a las bajas temperaturas y a las condiciones de acidez del suelo. Una vez que la bacteria se establece en la superficie del producto, se incrusta en los estomas, que son poros minúsculos para su respiración, dificultando su invalidación durante el lavado posterior a la cosecha del producto.
Una vez que se recolectan, los productos se envían a las zonas de proceso y envasado para ser clasificados y distribuidas al usuario final. Este proceso puede tomar desde 12 horas hasta 2 semanas en salas de frio. Si alguno de los productos está infectado con bacterias, puede propagarse por el aire en la sala de almacenamiento en frío por el mismo mecanismo. El estudio de DeNiro et al estableció la correlación entre la humedad residual y la viabilidad bacteriana. Las cámaras frigoríficas se mantienen a niveles de humedad relativa del 50% al 100%, lo que hace que la propagación sea más probable. Esto convierte los productos no infectados en sustratos para el establecimiento de una futura colonización bacteriana. El aseguramiento de la calidad y los procedimientos de cuarentena rara vez son lo suficientemente avanzados como para controlar el contenido bacteriano en los productos entrantes, lo que aumenta el riesgo de introducir bacterias patógenas en los entornos de las áreas de almacenamiento.
Si el destino del producto almacenado es una instalación de procesamiento de alimentos, entonces el usuario final normalmente tiene un procedimiento de lavado con cloro o un proceso de irradiación para la invalidación bacteriana. Sin embargo, si el receptor del producto es el público en general, las bacterias patógenas pueden muy fácilmente causar enfermedad debido a un lavado inadecuado. La tecnología Airocide puede reducir significativamente la probabilidad de propagación aérea de bacterias patógenas en un ambiente de almacenamiento en frío y reducir el riesgo de infección humana.
La imagen anterior es un diagrama de la membrana plasmática de una bacteria que separa la anatomía interna de la célula bacteriana del medio exterior. Dentro de ella se encuentran proteínas integrales, que regulan ciertas funciones vitales como la ingesta de agua o moléculas utilizadas para construir estructuras internas complejas. Cuando una célula bacteriana pasa a través del reactor Airocide NASA PCO se oxida, eliminando la densidad eléctrica de estas proteínas integrales. Esto evita que las bacterias realicen las funciones vitales necesarias descritas anteriormente e invalida las bacterias. La tecnología Airocide ha demostrado en forma concluyente ser efectivo para reducir las unidades formadoras de colonias bacterianas en casos del mundo real. Una disminución sustancial en el número de unidades de colonización de bacterias en una cámara frigorífica reducirá la probabilidad de que las bacterias se propaguen a otros productos frutales, reduciendo el riesgo de que los futuros consumidores de los productos se enfermen..