No es algo que aparece en los medios muy a menudo, pero cada año aproximadamente 100,000 personas mueren de una enfermedad que adquirieron en el hospital, es decir se contagiaron y enfermaron en el hospital. Las infecciones intrahospitalarias (IIH), también llamadas infeccciones nosocomiales, son una causa bastante frecuente de enfermedad en los pacientes en los hospitales. Las bacterias y hongos se propagan a través del aire, están presentes en los ductos de ventilación y también por contacto con las superficies que infectan a los pacientes que se someten a procedimientos para otras enfermedades. El Centro para el Control de Enfermedades (CDC) prescribe pautas y procedimientos para el control de infecciones y los responsables del control de infecciones trabajan arduamente para implementarlas. Sin embargo, al leer los procedimientos descritos para un centro quirúrgico, es evidente por qué no se han logrado más progresos, pues sólo abordan los procedimientos de saneamiento de superficies. Estos son de vital importancia, sin embargo no considera la calidad del aire al interior de una sala o instalación, que es la fuente de muchos de estos eventos infecciosos. Las IIH se contagian de varias formas descritas por los CDC:
Infecciones de la corriente sanguínea asociadas a la línea central (CLABSI), que son los tubos insertados en el cuerpo para extraer sangre del paciente para exámenes médicos. Se colocan en las arterias principales cerca del corazón. Una infección se produce cuando un microbio ingresa al cuerpo a través de este tubo cuando queda expuesto a la contaminación microbiana del aire (principalmente bacteriana). Esto confirma que los microbios están en el aire y se asientan en el tubo usado para extraer la sangre.
Infecciones de Sitio Quirúrgico (SSI) son una infección post-quirúrgica en el paciente que fue operado. A veces son cutáneas, pero en casos más extremos, la infección ingresa al tejido debajo de la piel alcanzando órganos principales o dispositivos implantados, como los marcapasos. Según un estudio de 2013, la inmensa mayoría de los SSI provienen de una cepa de bacterias llamada Staphylococcus aureus. La presencia de esta cepa bacteriana en el aire de los quirófanos se conoce desde hace casi sesenta años. Este estudio de 1959 identificó 34 colonias en una sola ubicación. Este incluye la variedad llamada MRSA, que es genéticamente distinta de otras cepas de Staphylococcus aureus, lo que la hace resistente a muchos medicamentos que se usan habitualmente para el tratamiento.
Infecciones del tracto urinario asociadas al catéter (CAUTI) son infecciones que afectan cualquier parte de la vejiga. Alrededor del 75% de las CAUTI están asociadas con un catéter urinario, utilizado usualmente por los pacientes del hospital, aumentando el riesgo de infección según el tiempo que es usado. Los microbios transportados por el aire están contaminan al catéter y se produce una infección.
Infecciones asociada a neumonía por ventilación (VAP) cuando se usa un respirador para proporcionar oxígeno a un paciente a través de un orificio en la garganta o la boca. Una infección puede ocurrir si los microbios ingresan a los pulmones del paciente a través del tubo. No hay pautas para manejar la veta microbiológica en el aire de la habitación. La neumonía es particularmente peligrosa para los ancianos y desafortunadamente es una causa principal de su fallecimiento durante las estadías en el hospital. Un estudio de 2013 en la Revista de Anestesiología y Farmacología Clínica vincula definitivamente infecciones VAP con bacterias en el aire.
Es evidente que hay un vacío que debe completarse en nuestros procedimientos de control de infecciones intra-hospitalarias IIH a través del aire.¿Qué hace un hospital al respecto?
Respuesta: desinfección del aire y filtración, que son dos conceptos muy diferentes.
La filtración se centra en la retención de partículas del aire, tales como el polvo, caspa, partículas PM 2.5 y PM 10 que son las más comunes en un hospital y están relacionadas con las infecciones SSI cuando se instalan en un área sensible del cuerpo. Los filtros deben mantenerse en el sistema HVAC local en cada área de un hospital y cambiarlos cada 1 a 3 meses de uso. Los medios de filtro de carbono son efectivos para eliminar los COV, pero no los microbios.
Sin embargo el verdadero desafío es la desinfección del aire. Los requisitos para instalar dispositivos sanitizadores en los hospitales son muy estrictos, requiriendo aprobación por una entidad gubernamental, tal como la FDA en USA, que tiene la autoridad para regular los dispositivos médicos. Un equipo desinfectante de aire debe contar con la Certificación de Dispositivo Médico de Clase II, cuyo requisito principal es que el desinfectante de aire no emita nigun subproducto nocivo. Esto naturalmente excluye a los generadores de peróxido de ozono y de hidrógeno, que se han relacionado con daños pulmonares graves. O bien, dispositivos que emiten compuestos orgánicos volátiles (COV) aldehído dañinos. Por lo tanto, debe ser un purificador de aire que elimine los VOC´s y una alta eficacia en la eliminación de microbios patógenos, como los que se han presentado aquí.
La tecnología Airocide de sanitización esta basada en la Oxidación Fotocatalítica (PCO), desarrollada por la NASA y es utilizada por muchas instituciones de salud en el mundo. Esta tecnología verde ha demostrado científicamente eliminar en forma eficiente el material orgánico del aire (a base de Carbono), mediante un proceso totalmente pasivo que no genera ningún subproducto nocivo, tal como lo confirma la Certificacion Medical Class II que posee esta tecnología.