Desde siempre se ha asociado la mala calidad del aire interior con efectos adversos en la salud humana. El estudio del 2014 “Exposición a la Contaminación del Aire y Enfermedades Cardiovasculares” (Lee et.al), ha establecido y demostrado un vínculo causal directo entre la contaminación del aire en interiores y las afecciones cardíacas, especialmente para los niños pequeños y las personas mayores. El estudio se centra en los efectos del material particulado (PM2.5 y PM10) en la salud humana. La conexión entre material particulado de un diámetro promedio de 2.5-10 micro metros y la salud respiratoria siempre ha estado demostrada y bien establecida, siendo una preocupación muy seria para los gobiernos y las organizaciones de salud en todo el mundo. El aumento de los síntomas respiratorios, la disminución de la función pulmonar y la tos crónica están bien documentados en estudios científicos como síntomas del aumento de los niveles de materia particulado en el aire.
Este estudio reciente ha demostrado el impacto del material particulado sobre la salud cardiovascular, con resultados que deben ser tomados en cuenta por los organismos de salud. Cuanto menor es el diámetro del material particulado, mayores son las cualidades aerodinámicas de estas partículas. Por lo tanto, el efecto de partículas PM2.5 será más penetrante y duradero que las partículas de mayor diámetro. Estudios formales (Dockery 1993 y Brunekreef 2002) demuestran la conexión entre los efectos adversos para la salud y la exposición a corto y largo plazo a partículas PM2.5. La gravedad aumenta de forma no lineal con el tiempo de exposición, existiendo un mayor riesgo para las poblaciones vulnerables. Las personas con enfermedades respiratorias crónicas, los ancianos y los niños pequeños son más propensos a experimentar efectos adversos para la salud y la muerte de acuerdo con Lee.
Las fuentes del material particulado generalmente provienen de fenómenos naturales o derivados de los humanos. Los volcanes, los incendios forestales, las tormentas de arena y el polvo terrestre se consideran naturales. El escape del vehículo y el residuo industrial son causados por el hombre. La materia particulada se categoriza según su diámetro aerodinámico; aquí descrito como PM2.5 (2.5 micras) y PM10 (10 micras). Como se indicó anteriormente, este diámetro establece la persistencia de la partícula en el aire ambiente, pero también determina en qué parte del cuerpo humano se aloja el material particulado. La mayoría de PM10 se deposita en la cavidad nasal y las vías respiratorias superiores y es responsable de la exacerbación de los síntomas del asma y otras reacciones de las vías respiratorias superiores. La mayor parte del daño de PM10 resulta de la exposición a corto plazo a eventos tales como incendios u otros fenómenos naturales.
Sin embargo, el PM2.5 puede penetrar profundamente en las áreas de intercambio gaseoso de los pulmones (alvéolos) y terminar potencialmente en el torrente sanguíneo. La evidencia de esta hipótesis proviene del descubrimiento de PM2.5 en macrófagos alveolares y células endoteliales tomadas de modelos animales en observación. Las consecuencias de esta transmisión al torrente sanguíneo son muy peligrosas. La Organización Mundial de la Salud (OMS), informó que la contaminación del aire fue responsable de 6.7 millones de muertes en todo el mundo en 2012. Se determinó que era la causa del 16% de muertes por cáncer de pulmón, 11% de muertes relacionadas con enfermedades pulmonares, 29% de enfermedades cardíacas y las muertes relacionadas con accidentes cerebrovasculares y el 13% de las muertes relacionadas con infecciones respiratorias.
El estudio de Lee et.al determinó además que existe un mayor riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular por cada 10 microgramos por metro cúbico de material particulado en el medio ambiente. El estudio identificó efectos cardíacos específicos asociados a cada diámetro aerodinámico de material particulado. El PM2.5 es un importante contribuyente a la enfermedad cardíaca isquémica, insuficiencia cardíaca, arritmias y paro cardíaco. Estas conexiones se establecieron en base al trabajo previamente publicado en los Estados Unidos. El PM10 está estrechamente asociado con el accidente cerebrovascular de acuerdo con las observaciones realizadas en Dinamarca. Ambos diámetros de material particulado se han asociado con una presión sanguínea más alta. Lee y colaboradores documentan un aumento de 1,8 mmHg en la presión arterial sistólica por cada 10,3 microgramos por metro cúbico de aumento en la materia particulada. Esto está asociado tanto con el contenido de carbono como con el ozono que resulta de la reacción de la luz solar con la mezcla heterogénea de gases asociados con la materia particulada, elemento perjudicial para la salud humana debido a la evidencia de daño pulmonar de fuentes como la Agencia de Protección Ambiental de los EE. UU. Estos hallazgos en Lee et.al son una prueba más de la correlación entre la exposición al ozono y los eventos pulmonares / cardiovasculares.
La conclusión es que la calidad del aire no debe tomarse a la ligera. La actividad humana y los eventos naturales que aumentan las concentraciones de material particulado aumentan simultáneamente el riesgo de enfermedad cardiovascular y los niveles de mortalidad asociados. Controlar la generación de material particulado es un tema difícil de controlar. Los fenómenos naturales, por supuesto, están más allá del control humano y las fuentes derivadas del hombre a menudo se asocian con una actividad económica crítica.
Es importante controlar el aire interior ya que en el mundo desarrollado las personas pasarán más del 90% de su día en ambientes interiores. Existen estudios que demuestran que la tecnología Airocide APS-200 PM 2.5 permite purificar en forma eficiente los ambientes interiores, reduciendo los niveles de PM 2.5 en un 93,4% y destruyendo por una reacción de oxidación foto-catalítica las bacterias, virus y hongos del aire.
Referencia: Air Pollution Exposure and Cardiovascular Disease - Byeong-Jae Lee, Bumseok Kim and Kyuhong Lee